1. Actividad recolectora primitiva: Hasta 5.000 años antes de Cristo.

Se ha comentado que hace unos 30 millones de años surgieron las primeras abejas que recolectaban néctar, lo condensaban y lo almacenaban en panales en forma de miel, eran las precursoras de las abejas melíferas actuales. Los primeros homínidos evolucionaron hace unos 3-4 millones de años, y ya entonces es seguro que buscaban la miel como un manjar exquisito de la naturaleza. De todas formas, las primeras noticias de esta relación entre el hombre y la abeja se remontan a poco después de la última de las grandes glaciaciones, hace unos 10.000 años. Son de aproximadamente esta época las pinturas rupestres que se conservan, en las que se representan escenas de recolección de panales en árboles o abrigos rocosos:

·  Levante español: De ellas la más importante y emblemática a nivel mundial es la de la CUEVA DE LA ARAÑA DE BICORP. Otros ejemplos son las pinturas del

Barranco de la Valltorta en Tirig (Castellón) o las del Barranco de las Letras en Dos

Aguas (Valencia).

·  Africa y la India.

De todas formas, la actividad recolectora todavía persiste en la actualidad en algunas sociedades primitivas. Los cazadores de miel del Himalaya que recogen enormes panales de miel y cría de la raza de abejas silvestres Apis laboriosa, la abeja de miel más grande que se conoce (las obreras de esta raza son más o menos como los zánganos de la abeja nuestra); o los cazadores de Borneo y Sumatra que recogen la miel de las abejas silvestres como hace 12.000 años. Pero también en la Comunidad Valenciana, se ha practicado la recolección hasta hace bien poco. Según relató Hernández Pacheco, durante la documentación oficial de las pinturas de la Cueva de la Araña en 1.920, pudo ver cómo gente de la zona subía por las paredes rocosas de los barrancos de Bicorp para coger los panales de los enjambres silvestres.

2. Apicultura fijista primitiva: Hasta el 1.600 después de Cristo.

En las civilizaciones mediterráneas se fue gestando la apicultura durante el periodo comprendido entre los 8000 y los 4000 años antes de Cristo. El hombre pasó de ejercer una actividad recolectora a proporcionar a las abejas un habitáculo, fabricado por él con diversos materiales, para que pudieran anidar y construir los panales en su interior. Este recipiente, llamado posteriormente colmena, permitía tener las colonias de abejas en un lugar cercano y accesible para cosechar con mayor facilidad la miel y otros productos apícolas. En estas colmenas primitivas, las abejas construían los panales de forma natural, por lo que el apicultor tenía que cortarlos para cosechar la miel, destruyendo por tanto, parte de la colonia. Estos panales, a diferencia de los actuales, estaban fijados a las paredes internas de la colmena, por ello se conoce a este tipo de apicultura como de panales fijos o fijista.

Se conservan grabados egipcios que muestran colmenas alargadas de arcilla que tenían una abertura ancha en la parte posterior. Los cretenses también utilizaban tubos o recipientes de arcilla redondos que se manipulaban por detrás. La creación de una abertura posterior era un gran avance, pues permitía recolectar los panales sin destruir el nido de cría y mediante humo se forzaba a las abejas hacia el agujero de salida, con lo cual se evitaba la mortalidad de abejas y las picaduras. Sirva como contraste de este hecho, el que todavía en la actualidad se practica la pura recolección de panales silvestres o una apicultura primitiva que exige la destrucción total de la colonia de abejas.

La apicultura fijista se extendió por todo el mediterráneo. Se conservan colmenas ibéricas de unos 200 años antes de Cristo que eran también cilindros de arcilla alargados que se colocaban en posición horizontal. También los griegos y los romanos conocieron el arte de la apicultura. Los primeros utilizaban cacerolas de arcilla, los segundos madera, barro o incluso sabían tejerlas con tallos de hinojo o ramas de mimbre, siempre con orientación horizontal. Plinio el Viejo (23-79 d.C.) describe una colmena transparente hecha con “trompas utilizadas para los farolillos”.

Mientras los romanos practicaban ya una auténtica apicultura, en el norte de Europa imperaba la recolección de miel. En los bosques, las abejas solían anidar en el interior de cavidades de los troncos. Progresivamente se pasó de localizar enjambres silvestres a tallar o excavar troncos para tener colonias bien localizadas y esto impulsó la apicultura basada en las colmenas-tronco. Se cortaban los panales y se destruían las colmenas fuertes y débiles, dejando las intermedias para la cosecha del año siguiente. Los nidos expoliados se poblaban naturalmente con enjambres de primavera. En ciertas zonas de

Europa, Oriente Medio y norte de Africa también se practicaba una apicultura fijista basada en colmenas-cesto trenzadas con diversos materiales vegetales.

En España, gracias al prestigio del que la miel goza entre los árabes como alimento bendecido por su religión, la apicultura también gozaba de cierto reconocimiento. Se conservan topónimos como la ciudad castellonense de Benassal, de los vocablos árabes

“Aban Assal” o Hijo de colmenero. También se conserva una rica tradición culinaria o del uso de la miel como medicina, heredada de los árabes. Posteriormente la actividad apícola estuvo ligada a los moriscos, después de la expulsión de los árabes en 1.492.

Otro ejemplo de vestigio apícola es el de la ciudad de Jarafuel, en cuyo escudo aparecen tres colmenas.

3.Impulso de la apicultura entre los años 1.600-1.851.

En este período se dan tres procesos que impulsan la apicultura en todos los niveles:

·  Se difunde la abeja melífera por todo el mundo.

·  Se realizan importantes descubrimientos sobre la biología de la abeja.

Se producen grandes avances en las técnicas apícolas. Hasta el siglo XVI, la abeja melífera sólo existe en Europa, África y Asia, siendo el norte de África y sur de Europa las zonas donde surge una auténtica apicultura. Pero a partir de este siglo, la abeja de miel es llevada al Continente Americano durante la colonización llevada a cabo por españoles, portugueses ingleses, franceses,…; los nativos bautizaron a la abeja de miel como la “mosca del hombre blanco”. También es llevada a Australia, con lo cual amplia su distribución a nivel mundial gracias a la actividad humana.

Durante esta época se realizan importantes descubrimientos sobre la vida social, sobre la organización de la colonia de abejas y otros aspectos que mejoran el conocimiento de este insecto útil y lo vuelcan en favor de la apicultura. Podemos enumerar algunos de estos descubrimientos: Nikel Jacob, en 1.568, descubre que las abejas crían reinas a partir de huevos de larvas jóvenes. Luis Méndez Torres, en 1.586, constata que la reina es una hembra que pone huevos y es la madre de todas las abejas. Charles Butler dijo en 1.609 que los zánganos de la colmena son machos. Richard Remnant, en 1.637, sostuvo que las abejas eran hembras. Hornbostel constató en 1.744 el verdadero origen de la cera. Anton Janscha, maestro apicultor vienés, descubrió la fecundación de las reinas en

1.771. François Huber, apicultor suizo ciego, con su libro “Observations”, fundó las bases de la ciencia apícola en 1.792.

También se da durante este lapso de tiempo un gran impulso a las innovaciones apícolas, para mostrarlo sirvan estos ejemplos: Descubrimiento del desarrollo vertical de las colonias de abejas: Con ello surgen ya algunos intentos de construir colmenas ampliables de forma vertical, las precursoras de las alzas actuales. En 1.649, el inglés William Mew construyó una colmena ampliable de forma octogonal; también se construyeron colmenas de cestos apilables. Uso amplio de colmenas construidas de madera. Primeras colmenas de panales móviles: Una colmena griega de cuadros móviles descrita por Wheler en 1.682 influyó en toda Europa. Huber utilizó también cuadros móviles en algunas de sus colmenas pero con fines más bien de observación. Prokopovich, en 1.806, fue el precursor más directo de la actual colmena vertical de cuadros móviles. Desarrolló una colmena de dos cámaras, en la superior, la de la miel, colocó cuadros móviles, en la inferior, para la cría puso panales fijos.

4.La apicultura desde 1.851.

A mediados del siglo XIX se produjo una revolución en la apicultura. Hasta entonces, para recolectar la miel de la colmena había que separar los panales entre sí o de las paredes de la colmena con un cuchillo. En 1.851, Lorenzo L. Langstroth, inventa en Estados Unidos el marco móvil con paso de abejas de 9,5 mm. El mérito de Langstroth fue el de diseñar los marcos y las distancias entre los panales y entre éstos y las paredes de la colmena, de tal forma que las abejas respetaban estas distancias, no construían puentes de cera y los panales eran así fácilmente extraíbles e intercambiables, tanto los del nido de cría como los de miel. Aplicando todo esto construyó la primera colmena vertical enteramente con marcos móviles de fácil extracción, la colmena Langstroth, que impulsó la apicultura movilista tal y como la conocemos en la actualidad. Poco después, en 1.855, también Johannes Dzierzon y el barón August von Berlepsch en Alemania introdujeron el panal en un cuadro móvil. La colmena Langstroth se difundió por todo el mundo en la segunda mitad del siglo XIX. Después de este hito en la evolución de la apicultura y al amparo de la aparición del cuadro móvil, siguieron toda una serie de innovaciones hasta conformar totalmente la apicultura actual:

·  Johannes Mehring inventa en 1.857 la primera matriz para hacer láminas de cera.

·  Franz von Hruschka inventa en 1.865 el primer extractor de miel mediante fuerza centrífuga.

Moses Quinby, en 1.870, construye el primer ahumador de fuelle. Posteriormente fue T.F. Bingham quien diseñó el ahumador actual. A estos les han seguido otras innovaciones menores de tipo técnico, para acabar a mediados de este siglo con otro gran avance, el de la posibilidad de controlar plenamente la selección y mejora genética apícola mediante la combinación de dos técnicas, la cría artificial de reinas y la inseminación artificial de las mismas. 

FUENTES: